miércoles, 25 de julio de 2012

Cuando el amor a la camiseta es más fuerte que el dinero: Panathinaikos FC. (Parte 1)

Por Darío Saavedra


La historia enseña que fue la cuna de la civilización, una tierra agreste, pequeña, pero prolífica en personajes notables y de guerreros tenaces, ¿quién no vio 300? ¿O ha leído en alguna ocasión algo sobre la guerra de Troya, o de la heroica defensa Griega en la Segunda Guerra Mundial? Son hijos de una tierra golpeada una y otra vez por guerras, terremotos, volcanes y recientemente, por las vicisitudes de la economía mundial. Personalmente, desde siempre he sentido fascinación por esta nación y su historia.

El fútbol no está ajeno a esta personalidad griega, basta recordar como hace 8 años, un grupo de desconocidos se alzaban con la segunda copa más importante del mundo, en base a garra y amor propio, haciendo historia una vez más en este hermoso deporte.
Son tiempos difíciles para este pueblo, así como para su fútbol. Cerca de ocho equipos de la Súper Liga Griega están al borde de desaparecer o de entrar en procesos de quiebra, entre ellos el histórico AEK de Atenas. Sin embargo otro equipo logró escapar de un inminente destino fatal, y hoy se alza como símbolo de unión, fuerza y amor a la camiseta. Desde el 18 de Julio de 2012, el Panathinaikos FC de Atenas, uno de los equipos “grandes” de Grecia, es propiedad directa de sus hinchas.

La historia de este club se remonta a principios del siglo XX, fundado en 1908, es el primer club de fútbol profesional de la península helénica, teniendo posteriormente en la década del 20 el inicio de las clásicas rivalidades con el Olympiakos y el AEK de Atenas, los “Tres Grandes” de la Capital Griega. Campeón en 26 ocasiones de la Liga Griega, y con notables participaciones en la antigua Copa de Europa (finalista en  1971, semifinales en 1985 y en la Champions League de 1996). El club del trébol se alza como la más tradicional institución de fútbol en Grecia, sin embargo en los últimos años, su historia de triunfos y gloria  se vio amenazada por la corrupción y los malos manejos.
Corría el año 2000, cuando el magnate petrolero Giannis Vardinogiannis, adquiere el control de la parte mayoritaria de las acciones del Panathinaikos F.C., mitad herencia de su padre, mitad comprada a su tío, quienes tenían el control del club desde 1976 cuando este se separó del club madre. La administración Vardinogiannis llegó prometiendo una nueva era para el club, de éxitos deportivos y contrataciones bombásticas a través de una administración gerencial y fuertes inyecciones de dinero. El club vivía una sequía de triunfos desde 1996, y el nuevo grupo gerencial tenía la obligación de una hinchada exigente, de lograr triunfos para el equipo verde. El proceso de transformación del Panathinaikos generaba más dudas que certezas, y por otra parte, cuestionables manejos dirigenciales y económicos; acrecentaban las suspicacias por parte de la afición, siendo la hinchada verde, la conocida Gate 13, una de las más grandes de Grecia y la más activa políticamente hablando. Los títulos obtenidos en 2004 y 2010 fueron solo una isla dentro de los malos manejos y dudosas prácticas de la gerencia encabezada por Vardinogiannis.
Finalmente, desde 2008, la hinchada inició sus protestas ante la situación del club, ya que todo indicaba a lo largo de los años que el club funcionaba como una gran caja pagadora y de lavado de activos de los múltiples negocios de Vardinogiannis. Así el día 13 de Abril de 2008, 40.000 hinchas del Club, marcharon pacíficamente por las calles de Atenas pidiendo la salida de Vardinogiannis como accionista principal y presidente del club,  contando incluso con leyendas entre los manifestantes, como  Frangiskos Sourpis. Incluso se atribuyó la situación del club a que Vardinogiannis era hincha del Olympiakos, y sólo por conveniencia había adquirido al club (Sebastián, you’re not alone).

Días después, el 18 de Abril, en el partido de la Pre Champions entre el Panathinaikos y el Rapid de Viena, la hinchada de este último solidarizó con el equipo verde, y ambas barras protagonizaron una protesta masiva durante el encuentro, exigiendo la salida de Vardinogiannis. A estas alturas, las evidencias de malos manejos eran groseras. No solo se protestaba por el club, sino que también porque a través de esto, sujetos como Vardinogiannis eran los que tenían a Grecia rodando por el despeñadero.

Desde ese año las protestas se acrecentaron, llegando a ocurrir actos de violencia en los estadios  justificándose en ello, Vardinogiannis se negaba sistemáticamente a dejar el club, aduciendo que, no se iba a doblegar ante simios que sólo sabían hacer desmanes.