martes, 1 de mayo de 2012

No merece la sangre de nadie


Por Mario Cabrera 

Siempre que muere un carabinero aparecen unos cuantos grupos de opinión y ante la muerte del carabinero en Ercilla, obviamente se repite el patrón.
 En un primer grupo es usual leer a personas diciendo:

"y donde están ahora los defensores de los derechos humanos?"
 -A estos, puedo decir, que al leerlos, imagino unos buitres, ávidos de algún cuerpo uniformado, con el cual pode acusar a la vereda del frente, dejando de lado el verdadero trasfondo y canalizando a sus intereses, un tema tan triste y delicado como la muerte, mezclándolo con mera politiquería de trinchera.



 
 Y si bien, también me incomoda ver a quienes apuntan con el dedo, acusando el silencio de algunos vociferantes defensores de derechos humanos, hago eco en esta parte del análisis, porque aquellos, parecen ser defensores de ocasión, o de ciertas categorías de seres humanos contradiciendo muchas veces sus aspiraciones, e ideales al menos de igualdad.
 Este silencio, también, nos deja al borde de la complicidad, en el atropello al derecho fundamental a la vida. 
 Pero me molesta y avergüenza más, ver a un segundo grupo:

 Al leer a quienes celebran su muerte y les recuerdo a estos, que debajo del uniforme hay un ser humano, como lo son los efectivos de FFEE, que a pesar, que estos han elegido hacer de su oficio, muchas veces, el atropello de los derechos de otros, por actos propios y/o por órdenes poco criteriosas, esto no los hará jamás perder el suyo a la vida.
- a veces se pierde el mismo respeto a la humanidad, bajo un bajo sesgo ideológico que de un uniforme
 En un el último grupo, sin embargo, es el que me asusta más, quienes hablan de "la solución" a este problema ya recurrente, con una gran soltura y aires de intelectualidad dicen:

-"lo que falta es la DESPOLITIZACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS".
 La verdad no sé, si lo hacen con una buena o mala intención, o siquiera se han detenido a estudiar el peso de sus palabras.

 A mi me horroriza un poco, despolitizar los derechos humanos, implica alienarlos de su propio núcleo, de su propia historia de conquista y evolución de sus fuentes y obras, de la noción misma del derecho, anterior al Estado.

Por tal, despolitizarlos, es tratar de institucionalizarlos, a tal nivel que se desnaturaliza, pensar en ellos como la mera consecuencia de acuerdos multilaterales supranacionales, en la relación "estado-individuo", no posibles de discusión política (no confundir con la utilización partidaria del tema), termina dándome la idea de un derecho casi otorgado y conferido, por obra y gracia de un poder, siendo obviada su función-deber de mero reconocedor y garante de estos.

 Estos nacen de la condición esencial del ser humano, del ser social y por ende político, es imposible o al menos moralmente reprochable pedir despolitizarlos. 
A modo de conclusión, personalmente, puedo decir, que lamento la muerte de este carabinero y acompaño en el dolor a su familia y por el derecho vulnerado, como acompañaría a cualquier otro ser humano caído, en la otra vereda de la represión o la intolerancia.

 Pero también entristece como algunos, no miran el fondo de la triste situación, en donde un hombre muere, no por voluntad propia, sino por las ideas e intransigencias de un gobierno que sigue en una política ya histórica errónea en el tratamiento del tema indígena; y que por otro lado la defensa ancestral o histórica cuando de la propiedad o de la identidad cultural, es respetable, incluso defendible, pero, cuando llena sus manos de sangre pierde el sentido,
 terminan solo siendo una fábrica de héroes en la ilusión del monopolio de la verdad.
 
-"y que la propiedad sea individual o la de una comunidad mapuche, no merece la sangre de nadie".