Por Danilo Mora
La Parada Militar es sin duda uno de los homenajes más
importantes de las Fuerzas Armadas y Carabineros, realizado desde hace ya 181
años [1],
donde desfilan las 3 ramas de las F.F.A.A y Carabineros juntos a sus
respectivos destacamentos. A propósito de eso surgen algunas
interrogantes sobre cómo funcionan actualmente estas instituciones que mas allá
del heroico lema “Siempre vencedor jamás vencido” han tenido una historia ligada
a hechos bastante sangrientos no sólo en guerra con otros países defendiendo
la soberanía, si no también contra su propio pueblo [2].
Foto: Agencia Uno |
Cuando hablamos de superar el pasado, hablamos de olvidar
que hace cuarenta años los altos mandos de las fuerzas armadas derrocaron un
régimen legítimamente constituido, hablamos de olvidar la política de
exterminio que implementó el estado chileno a través de sus órganos represivos
que encabezó Pinochet ayudado por civiles que hasta el día de hoy no han sido
juzgados, reinando la impunidad. Hasta ahora ninguno de esos ejecutores civiles
ha pagado costo alguno, pues para ello se han encargado de mantener el discurso
y la cultura del olvido, borrar la memoria colectiva, señalar que el pasado no
sirve y la serie interminable de eufemismos con el que se designa el periodo
más terrible de nuestra historia como país.
¿Cómo podemos olvidar si mencionado régimen, que gobernó
durante 17 años, aún sigue totalmente vigente con sus políticas neoliberales de
laboratorio, privatizando todo lo que pudo, incluidos recursos naturales,
haciendo de la educación, de la salud y el trabajo un negocio especulador?. Por
su parte, los que sucedieron a la dictadura, siguieron un sistema similar,
ampliando las privatizaciones y teniendo el descaro de mantener una
Constitución que es totalmente ilegítima en su origen, que no protege los
derechos humanos básicos – es tan sólo una linda declaración de principios, donde
no se consagran los mecanismos adecuados para la protección de los derechos – y
que defiende férreamente el sistema neoliberal implantado.
A 40 años del Golpe de Estado y a 23 años del retorno a la
democracia, el Estado de Chile aún no es capaz de decir con exactitud a cuántas
personas asesinó, torturó y desapareció. Mientras esto sigue pendiente, no
podemos hablar ni de transición ni de perdón. Los militares tampoco contribuyen
a ello, pues su formación no se los permite; hasta el día de hoy no hay un
reconocimiento formal como institución, lo cual genera en sus filas la
sensación de que las cosas se han hecho bien, no hay un cambio de mentalidad ni
de educación al respecto, ¿Quién educa a los militares? ¿Qué se les enseña?
A modo de ejemplo, citando a Jorge Magasich y la comparación
que hace sobre la ceremonia del juramento a la bandera señalando: “Un interesante signo de la sumisión de las
Fuerzas Armadas chilenas a la ideología de la Guerra Fría, es la introducción
de un nuevo juramento, aun vigente. Este suprime el compromiso con la República
y la democracia, introduce la expresión confesional "por Dios", y
minimiza la noción de sumisión a la ley para destacar la de obedecer órdenes,
sean cuáles sean.”[3]
Aún siguen estudiando la Geopolítica de Pinochet del 69 y
textos similares, aún siguen utilizando los cascos prusianos que utilizaba el
ejército nazi como se pudo apreciar en el desfile; para qué hablar del sistema
de justicia: hay que terminar con la competencia de los tribunales militares
cuando estén involucrados civiles; en materia de acceso democrático, terminar
con el clasismo y crear un escalafón único que permita el acceso a los grados
según el mérito y no en razón a la condición socioeconómica. Es necesario
modificar muchas cosas en materia de Fuerzas Armadas y todo el andamiaje
jurídico que circula a su alrededor, para de una vez por todas cambiar la
mentalidad de esta institución y recién comenzar a hablar de un perdón, pero
nunca de olvido.
[1] Fue
Portales quien en 1832 materializó la primera Parada Militar como tal, dentro
de las políticas de su gobierno que se basaban principalmente en mantener
tranquilos los intereses del ejército, el clero y la oligarquía como base para
mantener la autoridad.
[2] “Los
tres golpes de Estado, las veintidós masacres de trabajadores que ha hecho a lo
largo de 200 años, divide a los chilenos..." Gabriel Salazar en foro
"Tomándonos la Historia", realizado en la Casa Central de la U. de
Chile, el 20 de junio de 2011.
[3] "Orgulloso de ser chileno, prometo por mi
honor de soldado, acatar la Constitución, las leyes y las autoridades de la
República; juro además amar y defender con mi vida la Bandera de mi Patria,
símbolo de esta tierra nuestra y expresión de libertad, justicia y democracia".
(Juramento
redactado en 1939, por el gobierno del Frente Popular)
"Yo juro
por Dios y por esta Bandera servir fielmente a mi Patria ya sea en mar, en
tierra o en cualquier lugar hasta rendir la vida si fuese necesario. Cumplir
con mis deberes y obligaciones militares conforme a las leyes y reglamentos
vigentes. Obedecer con prontitud y puntualidad las órdenes de mis superiores y
poner todo mi empeño en ser un soldado valiente, honrado y amante de mi patria".
(Juramento
instaurado por González Videla, 1952)